Desde hace tiempo he escuchado muchas críticas sobre la gente que se pasa todo el día pegado a sus teléfonos móviles cuales zombies vivientes (yo el primero que conste). He visto fotos críticas (en las mismas redes sociales que consultamos con nuestro móvil) donde se muestran decenas de personas que esperan el transporte público enganchadas a sus móviles como si fuera una aberración estar continuamente conectado a internet y consultando nuestro teléfono. Es como un hecho antisocial. Ir empanado con tu móvil por la calle parece indicar que eres un ser asocial para algunos (cuando en mi opinión es todo lo contrario).
Obviamente, ir como un zombie por la calle con el móvil conlleva peligros (como por ejemplo que te des de frente con una farola, que te atropelle un coche, que te caigas por una alcantarilla… en fin, todos ellos grande peligros). Son riesgos sin duda a evitar. Pero el hecho de tener una vida social online con tu móvil de forma permanente no implica que estés dando de lado tu vida social como ser humano (llamémosle socialización 1.0). Es más, al contrario, gracias al móvil somos aun más sociales. Que sí, que si no estuviéramos enganchados al móvil a lo mejor en el autobús charlaríamos con el viajero que va a nuestro lado, que podría ser la persona de nuestra vida y la estamos ignorando, pero sabemos que eso ocurra es muy baja.
Gracias a nuestro teléfono móvil somos sociales todo el tiempo. Mantenemos conversaciones de forma continua con nuestros amigos y familiares gracias a aplicaciones como Whatsapp. Entramos en discusiones sobre temas muy distintos y conocemos gente de todas las partes del mundo gracias a Twitter. Cotilleamos la vida de nuestros amigos, vemos sus fotos y nos actualizamos de sus últimas novedades en su vida gracias a Facebook o Instagram. Sin mencionar que gracias a dichas aplicaciones nos informamos mucho más que leyendo cualquier periódico de papel. En un solo viaje de autobús tengo la oportunidad de obtener toda la información del mundo y de haber socializado con más personas que si me hubiera puesto (o al menos intentado) charlar con cada una de las personas que viajan en el mismo autobús que yo cada mañana.
Los smartphones han supuesto un gran empujón en nuestra sociabilidad. Ahora somos capaces de mantener una plena vida social superando impedimentos tales como la distancia o la falta de tiempo. Ya no hay barreras para ser social. ¿Vivimos pegados al teléfono?. Pues sí, puede ser, pero cómo no estar atento al teléfono si seguramente estoy teniendo una conversación más interesante chateando que la que podría tener con cualquier persona de mi entorno en un determinado momento.
Aquí surge el punto de si dicha sociabilidad online (que a mí me parece perfecta) está sustituyendo a la amistad de toda la vida, digamos a la amistad 1.0. Pues sinceramente, no creo. Antes estábamos 30 minutos hablando por teléfono con un amigo, ahora lo hemos sustituido por un chat continuo por Whatsapp. El Whatsapp no ha sustituido el hecho de que sigas quedando físicamente con una persona o no. ¡Se sigue saliendo de fiesta como antes!. Mantenemos nuestra amistad tradicional y la potenciamos gracias a estar conectados de forma permanente. Ahora mantenemos la amistad con otras personas de forma online, independientemente de la distancia que pueda haber entre los interlocutores.
Así pues, no entiendo la indignación de mucha gente al hecho de vivir permanentemente conectado con nuestros móviles, sobre todo cuando gastamos gran parte de nuestro tiempo charlando, comentando, informándonos, cotilleando, y bueno sí, jugando también, ¿por qué no?.
Así pues, ¡Viva nuestra vida 2.0!